miércoles, 23 de marzo de 2011

PAISAJE DE AGUA


lloraba el agua por el acantilado
como los niños chicos sin razón ni pena,
y un murmullo de torrente enamorado
era el único ruido sobre todo el planeta.

Un efecto sonoro de acuática adormidera
filtraba su música por la raíz del alma
torrente abajo, provocando el vértigo
de volar sin desplegar las alas
hundiéndose en picado hasta la luz primera
de la primera estación, del primer día,
del fulgor primigenio de la tierra.

La alquimia del corazón funciona a veces.
Se cumplen los presagios que conjetura la razón
ausente. El agua nos salvará de la sospecha
de volver a ser ceniza sin futuro.

Despertaremos después de nuestra ausencia
sobre el rumor del agua de una fuente,
sobrevolando el mar, húmedos, acariciados
por el sonido a agua derramada y la furtiva presencia
de lo amado.


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